Cacique Romero

El Maquis tiene como objetivo contar la verdad de ciertos innobles personajillos que pretenden vivir del engaño

20 septiembre, 2006

Romero versus Romero

Es de agradecer a Jorge Romero, candidato del PA a la sazón -todavía no es alcalde, aunque el ya se ha autoproclamado como tal en una página de Internet- sus desvelos por proporcionar a la ciudadanía uno de los mejores momentos del verano: el nuevo boletín de su partido, una publicación que debería figurar en alguna antología sobre el humor político patrio y que si hubiera aparecido mucho antes seguramente la hubiese incluido Luís García Berlanga en aquella genial serie de películas que comenzó con “La escopeta nacional”.
La portada ya atrae por sí misma, pues colorines aparte, la foto del candidato recoge lo que podría denominarse momento cogotazo. Y es que Romero se ha situado delante del logotipo del PA, y tras él aparece, amenazadora, una gran mano abierta del emblema andalucista, tal como si fuera a soltarle sin remisión una colleja.
Junto a la foto, una frase textual de Jorge Romero en la que no expresa sinceridad y dice una verdad a medias. Reconoce que si Alonso Rojas vuelve a gobernar esos años serán una pesadilla para él, pero disfraza el argumento diciendo que lo serán para el municipio. La frase está construida de tal forma que no deja lugar a dudas y se percibe que lo último es un postizo.
Lo más increíble es que obvia por completo dar una explicación convincente sobre su implicación en los casos de presunto soborno a trabajadores del Ayuntamiento y supuesta financiación ilegal del PA a través de la empresa Dytras. Ni siquiera se mencionan estos asuntos tan graves y por los que será llamado a declarar al juzgado junto a dos de sus concejales y su acusador, el ex militante andalucista Juan Carlos Martínez Peña.
En cambio, dice que el PSOE utiliza medios municipales para atacarles. Busca el victimismo, queriendo señalar otros culpables de un asunto en el que tiene la exclusiva de las responsabilidades que pudieran derivarse, pero le da tanto yuyu el juzgado que no dice de qué consta ese ataque, o cuál es.
Pero lo mejor de este número es la entrevista que el propio Jorge Romero se hace a sí mismo, exhibiendo un desdoblamiento de su personalidad que deja boquiabiertos a propios y ajenos. Él mismo se interroga por su opinión de lo que va de mandato, se hace preguntas con respuestas inducidas y comete el error de dar su juicio sobre cómo debería ser el alcalde de Los Barrios, describiendo un perfil que no es el suyo por el autoritarismo y despotismo con que dirige el PA. Es decir, manifiesta sin darse cuenta que la alcaldía no es para él. El colmo de la torpeza. La guinda es una foto suya ante el ordenador donde está escribiendo su propia entrevista.
Lo lamentable es que haya antepuesto sus ganas de figurar a cuestiones que aparecen en un segundo plano, como el vertido de aguas residuales sin depurar al río Palmones, que tienen más razón de ser en una labor de oposición.
Romero está obsesionado con ser alcalde, pero ahora la principal piedra que tiene en su camino no se llama Alonso Rojas, sino Juzgado Mixto número 2 de Algeciras. Podría aplicarse su propio lema, porque su partido está necesitando un cambio que, más que nunca, depende del mismo Jorge Romero. El caso Romero-Dytras tendrá efectos políticos para el PA, aparte de que pueda haber, o no, consecuencias judiciales. Romero no es el cohete del andalucismo en Los Barrios, sino la carga que puede hacer zozobrar la nave en el temporal que ha enfilado.