Cacique Romero

El Maquis tiene como objetivo contar la verdad de ciertos innobles personajillos que pretenden vivir del engaño

06 julio, 2006

La Peste

El reciente escape de gas de cloro en el polideportivo El Calvario, de Algeciras, que implicó el desalojo de las viviendas circundantes y la atención hospitalaria a una docena de vecinos viene a acrecentar la incompetencia del que un día fuese alcalde de Algeciras y ahora concejal de Cultura y Deportes, Patricio González.
Pide disculpas, pero no dimite. A este hay que echarlo con agua caliente. Lo coherente hubiera sido inspeccionar u ordenar una inspección de las instalaciones a su cargo cuando fue nombrado responsable de esas delegaciones, para conocer su estado y procurar su mejora, porque el trabajo de un político no es otro que tratar de proporcionar una mejor calidad de vida a los ciudadanos, incluso aunque todas las dependencias estuviesen de puta madre.
Pero Patricio González sólo es un ególatra incompetente al que tampoco le sonroja que Algeciras sea la única población del Campo de Gibraltar, además de las la más habitada, cuya escuela municipal de fútbol no cuenta con ningún campo de césped. ¿Para qué si ya tienen lo niños varios campos de zahorra que ni siquiera están homologados?
Eso sí, cuando piensa en el fútbol base es para conseguir pingües beneficios. Suya fue la idea de construir un complejo deportivo con varios campos de fútbol con césped a cambio de que los clubes modestos entregasen al Ayuntamiento los que tienen ahora, así especularían con los terrenos construyendo viviendas y de paso se cargarían de un plumazo el escaso espacio que tienen los chavales en sus barriadas para practicar deporte. Lo malo es que el actual equipo de gobierno le copió la idea, una mala idea, presentándola como novedosa.
Como concejal de Cultura casi imitó a su admirado Almanzor, que quemaba bibliotecas. A Patricio le bastó con ser negligente para que parte del archivo municipal, los legajos que con tanto esfuerzo clasificó el historiador Juan Ignacio de Vicente, aparecieran tirados, manchados, rotos y quemados en un localucho inmundo de su delegación. En aquella ocasión ni siquiera pidió disculpas. Las pidió por él la consejera de Cultura a pesar de que la buena mujer tiene el despacho en Sevilla, no en Algeciras.
¿Y Somixur? Todavía está Patricio pinchando y cortando en este asunto, donde tiene tanto que callar y tapar como aclarar, algo a lo que no está dispuesto. Es obvio.
Su verdadera pasión es Marruecos, donde invierte dineros públicos en organizar ferias de muestras para enseñar a los marroquíes su propia artesanía. Así no resulta extraño que a esos eventos sólo asistan 500 personas. Un éxito siempre, porque lo dice él.
¿Hasta cuando soportará el PSOE el descrédito de este apestado como socio? ¿Hasta cuando tendrá que aguantar Algeciras a este jinete del apocalipsis?
Si Algeciras fuera Roma, este Patricio, aunque plebeyo, sería Nerón.